martes, 29 de septiembre de 2009

Hidalgo, vehículo de la voluntad popular contra el gobierno: Villoro




ÉRICK ALBA



Las circunstancias en que se desarrollaron las acciones que desembocaron en la Independencia política de México con respecto de España, convirtieron a Miguel Hidalgo y Costilla, tal vez, en el primer verdadero servidor público de la nación, pues la evolución en la mentalidad popular durante el conflicto armado llevó a la lucha hacia un destino muy distinto al que inicialmente trazaron los intelectuales independentistas, algo a lo que Hidalgo debió someterse más allá de sus convicciones individuales, según señaló el filósofo mexicano Luis Villoro Toranzo.
Como conferencista de clausura en el ciclo de ponencias que desarrolló el Museo de Arte Colonial, en la ciudad de Morelia, para adentrarse en el pensamiento michoacano durante las guerras de Independencia y de Revolución en el país, Villoro Toranzo ofreció la charla El proceso ideológico en la Guerra de Independencia, donde señaló el desenvolvimiento individual de Hidalgo al saberse cabeza del movimiento bélico en el país, aunque asumiéndose también como un vehículo de la voluntad popular ante los gobernantes extranjeros.
El texto leído por Villoro y de su propia autoría, profundiza en lo anterior bajo una técnica narrativa adentrada en la creación literaria y que supera a lo ensayístico, pues el autor describe sucesos, como el descubrimiento de la Conspiración de Querétaro que da pie al Grito de Dolores, desde el punto de vista de un narrador y no desde el de un analista histórico, aunque ciertamente, los comentarios sobre el escenario, los comentarios de los personajes en aquellos momentos cruciales y aún las aristas de sus propios avatares, se sustentan en investigaciones documentales que Luis Villoro citó de forma continua durante su ponencia.
De ahí que el pensador mexicano que funcionó como ponente se refiriera a la calidad de criollo que cargaba el cura Hidalgo como referencia cultural y que en algún momento alentó su protesta individual contra el régimen político de su tiempo, además de mencionar la tendencias filológicas del religioso que desembocaron en un acercamiento personal hacia las condiciones de vida que vivía el sector indígena, un grupo altamente valioso para su época por la producción que representaba, aunque también relegado de los beneficios colectivos que gozaban otras clases.
Al estallido de la revolución independentista, narró Luis Villoro, Hidalgo se enfrentó a la idea de Ignacio Allende y a la que no le faltaba lógica en ese momento: convertir al movimiento social ya iniciado en un verdadero movimiento armado, organizado y distribuido con ese fin, aunque Hidalgo se negó a esa estrategia al argumentar que el movimiento en desarrollo ya no tiene parecido con el plan inicial, y eso, el que ya estaba en movimiento, no se parecía a una revolución verdarera.
Luis Villoro explicó previamente que en el pensamiento de Miguel Hidalgo existía ya un sincretismo bien definido sobre la utilidad de una idea dentro de otros, al referirse al aprecio del pensador nicolaita hacia la industrialización de su época, pues el religioso era un buen aficionado a la ciencia experimental, aunque no concebía que la mejoría social de la industrialización pudiera ser para el disfrute de unos pocos.
La conferencia de Luis Villoro giró entonces en el redimensionamiento de la mentalidad individual del Padre de la Patria durante su propio momento histórico y bajo sus propias presiones personales, como uno más de los intentos por desmitificar su figura y hacer más cercano su legado a una generación que también vive sus propias convulsiones.

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